Es abierto y el corazón está en el interior de una cavidad pericárdica. Está formado por un ventrículo que se sitúa encima del recto que es la parte final del intestino e incluso lo rodea parcialmente. Un solo ventrículo comunica con dos aurículas que recogen la sangre que procede de las branquias. De las aurículas la sangre pasa al ventrículo y de este, por un vaso, llega a un sistema lagunar (senos) que encharca los distintos órganos.
A partir de los senos la sangre llega de nuevo a las branquias por el sistema aferente. La sangre es azulada debido a la presencia de hemocianina (metaloproteina azulada).
Los productos de desecho se acumulan en la cavidad pericárdica y son expulsados hacia el exterior por los metanefridios. A la cavidad pericárdica se abren expansiones celómicas (gónadas) y los metanefridios. Las gónadas son expansiones de ésta cavidad celómica revestida de epitelio germinal, productor de gametos. Los nefridios desembocan en la cavidad celómica y hay unos conductos renopericárdicos. El otro extremo del nefridio desemboca en la cavidad paleal, por donde se eliminan los productos de desecho. Los gametos también salen por este conducto excretor.